Diana Porcel fue encontrada sin vida la mañana del sábado 5 de febrero en su habitación del barrio Santa Rosita en la ciudad de Santa Cruz. Los primeros reportes de fiscales y forenses indicaban que ella se había quitado la vida, pero semanas después informes periciales contaron otra verdad.
Tres elementos de los informes del Instituto de Investigaciones Técnico Científicas de la Universidad Policial revelan una realidad diferente: el cinturón que acabó por estrangular a Diana, la puerta de su ropero que fue usada como un punto de apoyo y el estudio de las llamadas del teléfono de la joven locutora.
El informe al que tuvo acceso UNITEL, señala que el análisis pericial al ropero de la muchacha arrojó indicios suficientes para dudar de la primera versión del hecho, los investigadores encontraron en al menos dos puntos de la puerta desgastes de la madera producto de una fricción provocada por la tensión del cinturón que tuvo que ser jalado por una segunda persona en el escenario del crimen.
Otro detalle fue que el cinturón que estaba alrededor del cuello de Diana podía soportar su peso sin romperse,situación que sí sucedió, pero debido a la fuerza que usó el asesino para ahorcar a la joven.
La hebilla del cinturón que ahorcó a Diana se rompió porque este fue jalado, por una segunda persona que estaba en la escena del crimen y se sospecha que es Vargas.
Además, se encontraron sobre la cama, el piso y el ropero del cuarto de Diana manchas de agentes biológicos de la joven locutora, lo que hace presumir que forcejeó con el autor del crimen.
La necropsia mostró que en el cuello de la víctima había tres heridas producidas por la hebilla del cinturón, las que se hicieron porque lo jalaron varias veces.
Estudios complementarios y las declaraciones de Carlos Vargas terminaron por sumar indicios en su contra como el desdoblamiento de su equipo celular y el de la víctima. El jueves, el novio de Diana Porcel fue enviado a la cárcel por 180 días.
Vía: Unitel