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Bolivia y la disputa por el excedente de la plata, estaño y los hidrocarburos

(Cambio).- Bolivia llega a este 6 de agosto en un momento único en toda su historia, ya que consiguió retener/redistribuir el excedente en favor del pueblo, superar la “maldición de los recursos naturales” y proyectarse al futuro como una potencia regional. Sin embargo, como ya ocurrió en el nacimiento de la República, la corriente olañetista busca encaramarse en el poder y corromper el destino de la nación.

La historia del país puede ser interpretada a través de las acciones de sus actores, pero también mediante ciclos económicos en los que se registraron peleas históricas por su riqueza, es decir, por el excedente.

Se entiende como excedente —según el artículo La querella por el excedente, escrito por Álvaro García Linera en 2004—  a “aquella parte de la riqueza de un país que sobra, después de haber descontado lo necesario para reproducir la actividad económica en condiciones similares a las anteriores”.

Es decir, “el excedente es la ganancia social de que dispone una economía, un Estado o una empresa una vez descontado lo que se requiere para pagar los costos de producción”.

En el curso de su historia, Bolivia registró excedentes en al menos cuatro ciclos económicos largos: el ciclo de la plata, del estaño, de la goma y de los hidrocarburos.

Se entiende por un ciclo económico largo (u ondas largas), según el economista ruso Nikolái Kondrátiev, a un período de 50, 60 años o más de duración donde se muestra una expansión y ascenso económico —en un primer momento—, pero luego se evidencia una crisis, recesiones y depresiones.

En el caso del ciclo largo de la plata, se registró una gigantesca producción de excedente en la etapa colonial. El Cerro Rico de Potosí, la fuente de plata más rica de la historia de la humanidad, produjo la construcción de nuevas ciudades e imperios y sirvió para financiar algunas de las maravillas del mundo.

Sin embargo, esta ganancia no fue retenida (menos distribuida) dentro del país, es decir, no fue utilizada internamente. Esto tiene que ver con que los extranjeros impusieron instituciones extractivas (“Estado extractivo”), según Daron Acemoglu, uno de los 10 economistas más citados en el mundo.

En el período de la plata, la expoliación benefició a Europa dejando solamente miseria y muerte en Bolivia.

Otros ciclos económicos largos fueron los de la goma, pero especialmente del estaño. “En la República se dio un segundo ciclo de generación de excedente en torno a la goma, caucho, quina y minería del estaño, pero, de igual manera, la retención, el uso y control interno de esa riqueza por la sociedad fueron casi nulos, por lo que tuvimos un Estado raquítico, subordinado a los empresarios mineros, el llamado ‘super-Estado minero’”, escribió García Linera.

El estaño, en los años 1904-1918, significó entre el 50% y el 71% de las exportaciones bolivianas. En 1913 llegó al 73%, según el libro Historia económica de la República de Bolivia (1952-2009), de Flavio Machicado Saravia, citado por Alberto Zuazo.

Otro ciclo económico largo es el de los hidrocarburos (gas y petróleo).

Este período, en un primer momento, tuvo que ver con la etapa neoliberal/privatizadora (1985-2005), caracterizada por una extranjerización del control del excedente y un achicamiento del Estado. Dicho en otras palabras, la riqueza generada se exportaba a otros países y a empresas extranjeras.

El levantamiento popular de 2003, la elección de Evo Morales y la nacionalización fueron la respuesta para evitar la nueva externalización del excedente como había ocurrido con la plata, la goma y el estaño.

Esta combinación virtuosa produjo no solo un crecimiento económico sostenido (destacado en la región), sino una redistribución de la riqueza a través de bonos, rentas, salud gratuita (SUS), carreteras, aumento de salarios, inclusión social, disminución de la pobreza, estabilidad política y social, y desarrollo integral, entre otros aspectos.

Es decir, Bolivia consiguió superar la “maldición de los recursos naturales” (cuando los países con abundancia de recursos naturales tienden a tener un menor crecimiento económico y resultados de desarrollo peores que los países con menos recursos naturales), está en pleno salto a la industrialización y se proyecta como una potencia regional.

Sin embargo, este futuro es amenazado por una corriente olañetista (engendrada por Casimiro Olañeta, que representa a quienes sirvieron a los extranjeros y fundaron la República “usufructuando el sacrificio de miles de indígenas y mestizos que lucharon por la independencia”, según el periodista Andrés Soliz).

Este olañetismo que se recicló en la oligarquía de la plata, en el siglo XIX, en la firma del Tratado de 1904, en los barones del estaño y en los neoliberales, ahora busca retornar al poder, trastocar el destino nacional y aprovecharse del excedente de los hidrocarburos.

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